domingo, 21 de noviembre de 2010

Piensa

Piensa, hazlo cabeza abajo o cabeza arriba,
con gorra o con sombrero, con reloj o sin él,
piensa en pensar las veces que puedas,
cuando salgas a la calle o cuando cojas un tren.

Piensa en lo que los demás piensan,
en como lo piensan y por qué lo piensan,
pero sobretodo piensa cuando los demás piensen,
intentando hacer tuyas sus propias razones.

Piensa en el mundo y la gente,
en los que creen poder pensar por los demás,
y piensa en los que ya no piensan,
pero recordando que un día también pensaron.

Piensa en ti e igualmente en los demás,
piensa en tus padres,
y recuerda que ellos, pienses lo que pienses,
siempre pensarán en ti.

Piensa cuando a ti te venga en gana,
pero no pienses nunca en caliente,
y menos todavía pienses lo que otros piensen
que debes pensar sin conocer antes sus pensamientos.

Piensa en el amor, 
en la persona a quien representa,
y piensa en hacerla feliz,
ya que si es puro ella pensará lo mismo de ti.

Piensa en la vida,
pues un día ella pensó en ti,
y piensa en la muerte
como el momento en el que dejarás de pensar.

Piensa mirándote en un espejo,
tomando conciencia de lo que eres,
para así más tarde poder verte reflejado
en cualquier persona que tengas enfrente.

Piensa qué es lo que quieres en tu vida,
sin dar importancia a lo que los demás esperan de ti,
ya que si piensas en satisfacer pensamientos ajenos
siempre pensarás lo que podría haber sido con los tuyos propios.

Piensa temporalmente,
sabiendo que lo que pienses hoy
puede cambiar mañana,
sin sentirte por ello afligido.

Piensa sin orgullo,
pues este es simplemente un disfraz,
disfraz que muchas mentes defendieron y defienden,
y por el cual muchas de ellas dejaron de pensar en un campo de batalla.

Piensa que defender pensamientos ajenos
es capar a los tuyos propios,
es cortarte las alas para que otro se las cosa,
y con ellas volar, quizá, a cielos no muy claros.

Piensa, en definitiva...
da igual el motivo que te lleve a hacerlo,
simplemente piensa,
y sobretodo, no dejes que nadie lo haga por ti.







martes, 16 de noviembre de 2010

¿Qué está pasando en El Aaiún?

¿Qué está pasando en El Aaiún?, esa es la pregunta que seguramente nos haremos muchos de nosotros en estos días confusos en los que el Sáhara Occidental está ocupando múltiples titulares periodísticos y noticias destacadas en informativos. Sabemos que hay combates, que hay manifestantes y que hay exiliados, pero alrededor de todo eso no conseguimos percibir una causalidad clara, unos protagonistas con nombres y apellidos, un hilo visible de todo lo sucedido y por suceder. Por todo ello voy a intentar desde este humilde blog desmontar un poco la historia de la región para así comprender mejor entendimientos y disentimientos, para, por lo menos, poder opinar a nuestro soberano juicio.

No puede percibirse el conflicto actual del Sáhara Occidental sin remontarse y dar un breve repaso a los tiempos en que este territorio formaba parte del reino de España, primero como colonia y más tarde como provincia. En el año 1884 fue reclamada por España la región del Sáhara occidental, pasando dicho territorio a formar parte de las colonias españolas de la época, pero no fue hasta el año 1958 cuando esta región paso a ser una provincia española más. Más tarde, cuando Marruecos se independizó completamente de Francia y España reclamó de inmediato el Sáhara occidental como propio, pero sin llegar más lejos de dichas pretensiones, aunque Mauritania no tardó en hacer conocer sus reclamaciones territoriales sobre la misma región, seguramente alentada por las presiones que ejercía la ONU sobre España para que está descolonizara el territorio. Con este panorama de opresión y acecho no es de extrañar que en el año 1973 se fundara el tan nombrado actualmente Frente Polisario, el cual se levantó en armas contra la ocupación española de la época.

A partir de este punto de la historia esta se torna más cruel para la región, ya que tanto los países involucrados como los organismos internacionales la dejan al buen amparo del destino, con sucesos clave que marcarán la vida de los habitantes del Sáhara Occidental hasta la situación de la que hoy son protagonistas. En el año 1974 España anunció su plan de hacer un referéndum para dotar al pueblo saharaui de mayores libertades, es decir, quería poner a voto popular ciertas leyes y competencias para así (opinión personal hasta punto y seguido) conseguir que en un tiempo este pueblo pudiese consolidarse como estado, y a la vez España quitarse un lastre y abandonar la región. Al enterarse Marruecos de dichos planes españoles este se opuso de pleno a ellos, pues tenía intereses en la región y no le convenía que esta se formase como un estado independiente, así pues la ONU obligó a España a suspender el referéndum y a acudir al Tribunal Internacional de Justicia de La Haya, tribunal que, sin mojarse en el asunto para quedar bien con las dos partes condenó las pretensiones de Mauritania y Marruecos sobre la zona pero no reconoció el derecho a la autodeterminación del Sáhara Occidental, quedando este, como he mencionado anteriormente, al amparo del buen destino.

De cualquier modo unos meses más tarde de que el Tribunal de La Haya hiciese pública su opinión, en noviembre de 1975, el rey Hassán II de Marruecos empezó la conquista del Sáhara Occidental a la vez que España organizaba su Operación Golondrina para evacuar a todos sus ciudadanos y militares de la región. Con todo esto sobre la mesa Mauritania tampoco quiso perder oportunidad y empezó la conquista de la zona, culminando finálmente en un acuerdo en 1976 entre Marruecos y Mauritania en el que se repartían el territorio. A pesar de todo el Frente Polisario no se mantuvo inactivo y emprendió una guerra de desgaste contra los invasores que logró hacer recapitular a Mauritania para que abandonara la zona conquistada, aunque una vez conseguida dicha desocupación la zona fue ocupada de inmediato por fuerzas marroquíes, haciéndose así estas con la totalidad de la región.

Llegados a este momento de la historia todo lo que continúa han sido rifi-rafes por parte de Marruecos y el Frente Polisario, con la única variación de que este último ha adoptado una postura de protesta pacífica contra la ocupación marroquí. Así pues y con todo esto en la cabeza ya podemos analizar desde otra perspectiva todo lo sucedido en los últimos meses, desde la huelga de hambre llevada a cabo por la activista saharaui Aminatou Haidar en el aeropuerto de Lanzarote hasta el reciente desmantelamiento militar del campamento de protesta en El Aaiún por parte de las fuerzas marroquíes, aunque me centraré en este último suceso.

El pasado 24 de octubre la policía marroquí presuntamente asesinó al menor Elgarhi Nayem cuando viajaba en coche con otros saharauis sin más motivo (según la parte saharaui) que llevar agua, comida y medicinas al campamento de protesta contra la ocupación marroquí alzado en las proximidades de la ciudad de El Aaiún, capital del Sáhara Occidental. Este hecho fue la chispa que hizo que la prensa internacional centrara su atención en la región, ya que campamentos como el mencionado han habido varios en otras ocasiones y no han tenido la repercusión social que está teniendo este. A la vez la muerte del joven saharaui formó el caldo de cultivo idóneo para que los protestantes allí acampados se manifestaran con mayor intensidad, suponiendo esto un peligro para las autoridades marroquíes presentes en la zona, ya que en un acto de rebelión del pueblo saharaui podrían verse superadas y perder el control del territorio. No se hizo de esperar la respuesta marroquí de desmantelar el campamento de protesta (en el que había unas 7.000 jaimas o tiendas) mediante la fuerza; privando a la vez a los periodistas internacionales de establecerse en la zona y tomar fotos, vídeos y sonidos, hecho este que contrasta enormemente con la tranquilidad que intenta infundir el gobierno marroquí en sus comunicados oficiales.

El desenlace de esta historia ya es bien conocido por todos, pues desgraciadamente se ha repetido numerosas veces en la historia de la humanidad: muerte, dolor, heridos y libertades y derechos pisoteados y prostituidos. Como conclusión puede decirse que el destino del Sáhara Occidental es incierto, ya que ni países con responsabilidades como España ni organizaciones como la UE y la ONU son lo contundentes y estrictas que deberían ser, aun así lo que si es cierto dentro de esta confusa bruma es que si Marruecos continua con este estado policial en la región no es difícil imaginar la gestación de una posible guerra civil de liberación.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Presentismo, una nueva faceta de la crisis

Esta mañana escuchando Radio Nacional de España uno de los locutores ha mencionado un término desconocido hasta entonces para mí: el presentismo, y como alma irremediablemente curiosa que soy me he puesto a buscar en cuanto he tenido la oportunidad información sobre dicho término, el cual me ha parecido muy interesante, hecho este por el que escribo hoy esta entrada.

El presentismo es el término que se utiliza recientemente para designar un fenómeno que cada vez más se da en las empresas e instituciones de nuestro país; dicho fenómeno se caracteriza principalmente por el comportamiento adoptado por multitud de trabajadores de permanecer en el puesto de trabajo más horas de las que les corresponden y por añadidura hacerse de notar más en las empresas en las que trabajan.

Según una encuesta elaborada por Randstad (importante compañía de recursos humanos), en la que eran encuestados más de mil trabajadores españoles, un 45,8% del total opina que sus compañeros se quedan más tiempo ejerciendo su tarea por miedo a perder su empleo, y un 60% de los encuestados afirma que la productividad de la empresa no ha aumentado a pesar de ello, hecho este significativo ya que se podría pensar que al invertir más horas de trabajo en una empresa esta mejorará su rendimiento.

No obstante es curioso comprobar que mientras aumenta el número de horas trabajadas por los empleados se reducen de forma considerable los absentismos injustificados, las bajas, las quejas y demás hechos que puedan resultar incómodos a los empresarios. Así pues una vez más puede observarse quién termina beneficiado tanto en época de bonanza como en época de vacas flacas.

En definitiva el fenómeno del presentismo pone de manifiesto que actualmente los trabajadores aguantan situaciones que hace unos pocos años no hubiesen tolerado y que como contrapartida quizás también se toman el trabajo más en serio, ya que si no lo hacen pueden verse mancos en estos días bajos.