jueves, 15 de noviembre de 2012

Enseñanzas de una ardilla


Y me dijo la ardilla: Si no logras cumplir tus sueños es porque no sabes lo que quieres. Yo recojo frutos para el invierno, hago un nido para cobijarme del frío y salto de árbol en árbol para explorar mi mundo. También juego con otras ardillas y tengo crías a las que cuido; esa es mi vida y así soy feliz. Tu problema y tu virtud es que eres humano, y los humanos sois excepcionales en muchas cosas, y eso os confunde. Yo no puedo volar como el cernícalo ni nadar como la nutria, tampoco excavo como el topo ni acecho como el zorro, pero en cambio sé trepar y saltar muy bien. Por eso hago lo que hago, porque sé hacerlo y me hace feliz, estoy hecha para eso. No comparo mis cualidades con las de los demás animales, ya que terminaría agotada, frustrada y perdida, al igual que tú hoy. Aunque dedicara mi vida entera a intentar nadar como la nutria nunca conseguiría siquiera imitarla; cualquier cría con unas semanas de vida exhibiría mis carencias, pues por mucho que me empeñe yo no soy una de ellas. En cambio, ellas admiran mi forma de volar entre las copas, mis peripecias y equilibrios en el mar de ramas que tengo por hogar; eso es para lo que valgo y lo que me hace especial.

Por eso, chico perdido, siempre he dicho que un buen salto no es mejor ni peor que el picado de un halcón, sino igual de especial, pues ¿qué sería del bosque sin ese salto?.

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