Atravesó lentamente el umbral de la comisaria, cabizbajo, y se dirigió apesadumbrado al agente en servicio detrás del mostrador de recepción. Allí, sin más, confesó abiertamente su condición de ladrón. El agente tomó nota:
- Víctima: "xxxxxx".
- Material robado: su corazón y libertad.
- Arma: un beso.
- Móvil del delito: su mirada.
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