Érase una vez una chica adolescente muy bien educada, de buena familia, carácter ejemplar, brillante estudiante y muy atractiva. No obstante, era una chica triste, como un arco iris de tonos grises.
Un día, sin razón aparente, se dirigió llorando a su madre y le preguntó:
- Mamá, ¿qué nació cuando nací?
Nadie excepto la joven entendió la profundidad de la pregunta.
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