martes, 5 de marzo de 2013

Orden natural


Se privatizó el monte y se burocratizaron las colmenas. Se regularizó el río y se tramitaron los huertos. La hormiga ya no pudo recoger las semillas sin sus debidos permisos, y el halcón era multado si sobrepasaba los cien kilómetros por hora en sus picados. El conejo debió pedir licencia para hacer su madriguera y las ciervas se quedaron sin novios, al ser estos detenidos por posesión y uso de armas blancas. El árbol pagó religiosamente el canon de energías renovables y la libélula superó el examen de piloto. A la trucha se le prohibió nadar en aguas protegidas y el manzano se sacó el carnet de manipulador de alimentos. Los lobos fueron declarados asesinos y las mariposas registraron sus bellos colores como propiedad intelectual.

Y así, por fin, el ser humano suspiró.