domingo, 9 de diciembre de 2012

Su mirada

Nunca he vuelto a ver una mirada como la suya en aquel momento. Es curioso pensar que él no hubiese imaginado nunca que ahora mismo yo estaría escribiendo sobre su mirada, sobre aquello que me transmitió y que nunca lograré comprender por completo. Pero cosas de la vida, aquí me hallo, delante de una pantalla y dándole a la tecla, intentando explicarme a mi mismo aquello que se me escapa... aquella mirada; su mirada.

¿Cómo definirla? Si tuviese que asignarle un adjetivo sería el de "infinita", ya que me acompaña desde mis catorce años, y cada vez que la pienso le descubro nuevos matices, nuevas sensaciones y nuevos sentimientos. Fue la mirada de un hombre que se descubre a si mismo, que se ve desnudo ante lo inevitable. La mirada de alguien que se sabe con dos meses de vida. La mirada de un padre a su hijo.

No puedo explicar lo que él sintió y pensó, pues sencillamente no lo sé, pero sí puedo escribir aquello que yo vi en sus ojos claros. Vi vacío, una mirada vacía, que atravesaba cualquier cosa que yo pudiese ver, perdida en una lucidez estremecedora, como si, de repente, él hubiese descubierto la gran verdad de esta vida. Al mismo tiempo vi un gran terror, el peor terror, aquel que en lugar de hacerte temblar y gritar te sume en el más profundo de los silencios; ese terror de la completa certidumbre. Eso vi.

También vi amor, un amor como ningún otro, un amor que no lo transmitió un " te quiero" o un abrazo, sino su clara e inabarcable mirada. Esa misma que me atravesó sin yo saberlo, esa que cambió el rumbo de mi carabela.

La mirada de un desconocido al que hubiese anhelado conocer. 


viernes, 7 de diciembre de 2012

¿Crisis de qué?

Hoy me ha surgido una pregunta bastante absurda por lo obvio de la misma, pero que a la vez dicha como afirmación en lugar de como pregunta y sin ser cien por cien literal en su enunciación puede ser tomada como una verdad absoluta sin serla, y así, causar serios estragos en aquellos individuos que nos la creamos. La pregunta es la siguiente: ¿soy dinero?.

La respuesta más rápida y lógica es que no, no soy dinero, soy un ser humano compuesto por multitud de cosas, pero no por dinero, hasta ahí está claro. Pero el dilema llega cuando a estas alturas del viaje veo algún informativo o leo algún artículo y me sorprendo cuando sigue apareciendo la palabra "económica" como adjetivo de la palabra "crisis". Los mass media nos bombardean diariamente con que hay pobreza porque no hay dinero, hay violencia porque no hay dinero, no hay trabajo porque no hay dinero, etc. En definitiva, todo va mal porque no hay dinero. Es decir, parten del origen del dinero, de la crisis económica, olvidándose por completo del potencial humano. Se les olvida que el dinero es una herramienta y que la sociedad, o mejor dicho las personas, son la base original de todo este meollo que llamamos vida.

Con esto intento decir que la crisis que estamos viviendo no es una crisis económica de base, ni mucho menos, sino una crisis de valores. Las personas no somos nulas sin dinero, seguimos siendo un potencial infinito de creación y modificación del mundo, de hecho el dinero parte de las personas en su afán de crear, en su afán de compartir y relacionarse, pues el dinero no es más que una herramienta para ese mismo fin: la relación entre los seres humanos.

Ojalá esta crisis fuese solamente una crisis económica, pues si así fuera no habría ni una sola persona pasando hambre, sin asistencia médica o sin hogar, por citar algunas necesidades básicas. Si existen personas en esas circunstancias se debe principalmente al egoísmo de otras pocas. Ya que estas últimas prefieren tirar los alimentos sobrantes de sus empresas a la basura, o acumular bloques enteros de viviendas sin habitar, o simplemente inflar sus beneficios año tras año. Esa es la verdadera crisis. No somos dinero, así pues no nos quitemos responsabilidad de nuestros actos, tanto el bien como el mal se crean a raíz de decisiones humanas, de voluntad humana, no a raíz del dinero. Por ello seamos responsables y creemos aquello que queramos ver en el mundo, no seamos tan infantiles como para culpar al dinero por circunstancias que estamos creando nosotros mismos día tras día. Ayudemos, seamos altruistas, creemos abundancia; ese es el auténtico rescate.

lunes, 26 de noviembre de 2012

Fe


Ten fe me dijo, y yo le rehusé de inmediato, alegando que la fe llevaba consigo ligada todas las injusticias eclesiásticas, tantas y tantas mentes lavadas a cambio de nada. Él rió brevemente, una de esas risas que denotan compasión por el prójimo, y dijo lo siguiente:

“Muchacho, la fe no pertenece a nadie, ni a los reyes, ni a los sabios ni mucho menos a la iglesia. La fe es innata al ser humano, es aquello que va ligado a la esperanza, a lo más profundo de nuestro espíritu. La fe es aquello que ha salvado al hombre numerosas veces de sí mismo, aquello que te empuja a continuar aunque el sendero haya desaparecido, aquello que te hace sentir que existe una gran luz detrás de las nubes, aunque no la veas. La fe es el motor que nos empuja a creer fervientemente en algo mejor para la humanidad, eso es la fe. Por eso chico, no atribuyas algo tan inmensamente maravilloso a unos cuantos mezquinos con ilusión de poder.”

jueves, 15 de noviembre de 2012

Enseñanzas de una ardilla


Y me dijo la ardilla: Si no logras cumplir tus sueños es porque no sabes lo que quieres. Yo recojo frutos para el invierno, hago un nido para cobijarme del frío y salto de árbol en árbol para explorar mi mundo. También juego con otras ardillas y tengo crías a las que cuido; esa es mi vida y así soy feliz. Tu problema y tu virtud es que eres humano, y los humanos sois excepcionales en muchas cosas, y eso os confunde. Yo no puedo volar como el cernícalo ni nadar como la nutria, tampoco excavo como el topo ni acecho como el zorro, pero en cambio sé trepar y saltar muy bien. Por eso hago lo que hago, porque sé hacerlo y me hace feliz, estoy hecha para eso. No comparo mis cualidades con las de los demás animales, ya que terminaría agotada, frustrada y perdida, al igual que tú hoy. Aunque dedicara mi vida entera a intentar nadar como la nutria nunca conseguiría siquiera imitarla; cualquier cría con unas semanas de vida exhibiría mis carencias, pues por mucho que me empeñe yo no soy una de ellas. En cambio, ellas admiran mi forma de volar entre las copas, mis peripecias y equilibrios en el mar de ramas que tengo por hogar; eso es para lo que valgo y lo que me hace especial.

Por eso, chico perdido, siempre he dicho que un buen salto no es mejor ni peor que el picado de un halcón, sino igual de especial, pues ¿qué sería del bosque sin ese salto?.

domingo, 11 de noviembre de 2012

Sólo un motivo

Y llega un día en el que estás harto. Harto de esperar, harto de seguir, harto de luchar, y lo que es peor, harto de tener esperanza.

Tienes ganas de parar, de rendirte, de no seguir buscando ese por qué que nunca llega. Ganas de desafiar al destino, de poner a prueba su existencia y esperar a que éste se manifieste de una vez y te saque de tu pozo. Sencillamente tienes ganas de que llegue ese por qué. Esa motivación que dé sentido a tu vida, que demuestre que cada mañana despiertas y respiras por una razón. Que te haga ver que no luchas en vano... que te dé sólo un motivo.

lunes, 15 de octubre de 2012

Grises

Como el principito en aquel mundo extraño de gente extraña, añorando su asteroide y su rosa, así me siento sin querer al ver que la gente pierde el color de su alma con el paso de los años, como aquella vieja camiseta que tras muchos lavados perdió sus vivos tonos. Nunca pensé que pasaría, es más, hubiese apostado mi integridad física a que no pasaría, a que todos seguiríamos mirando la cúpula celeste mientras soñábamos e imaginábamos el mañana más inmediato, repleto de posibilidades, sin conocer muchas palabras como imposible, nunca o no.

Grises llaman a cierto tipo de alienígenas, y yo tengo la desventura de verlos cada día, y os puedo asegurar que son más humanos de lo que creemos. Algunos incluso son mis amigos, bebo cerveza con ellos y hablamos de cosas humanas, puesto que ellos fueron humanos un día. Se caracterizan, como su nombre indica, por el color gris de su espíritu, repleto de resignación y conformismo, vaciado de aquellos sueños, ilusiones y esperanzas que un día tuvieron mirando junto a mi la vía láctea.

Son gente extraña, pues no son niños. Creen firmemente en cosas y les cuesta horrores cambiar de opinión, tienen la cabeza llena de datos que les impiden apreciar la belleza de la levedad, se identifican y valoran por sus estudios, trabajos y dinero en lugar de por la sonrisa, la mirada o la simpatía. Son raros. Además, si no tienes cuidado puedes acabar creyendo que el mundo gris en el que viven es también el tuyo, y terminar tú mismo siendo uno de ellos, ¡esa es su fatal táctica!.

Se nutren de los colores ajenos, por eso, en cuanto ven el mínimo indicio cromático en cualquier alma se empecinan en disolverlo, como gota de acuarela en océano de desánimo. No soportan ver espíritus coloridos y siempre ven imposible cualquier sueño que puedas tener, sin darse cuenta de que en realidad son ellos mismos los que se ven imposibles, incapaces de imaginar cualquier cosa que no sea gris, cualquier cosa que les rompa los esquemas, cualquier cosa que les aparte de ese suicidio cotidiano que han elegido, de esa falsa seguridad que les mata. Temen el cambio, y por tanto se sienten más cómodos si todo su círculo es gris.

Como un niño en el parqué de Wall Street, así me siento, solo, confuso, buscando una flor entre los gritos lanzados a las pantallas digitales; pero como buen niño guardo la esperanza de que algún día estos seres raros y tristes contemplen un amanecer, una pareja de ancianos enamorados o una hoja caer en otoño, y así, sin más, despierten y decidan pintar de nuevo su magnífica alma.

martes, 21 de agosto de 2012

Samia Yusuf, la atleta incansable

Aqui en Francia los teclados son algo distintos y no puedo escribir correctamente, hecho por el cual no he escrito entradas en este tiempo. Pero hoy el asunto del que quiero hablaros es de una importancia tal que me la suda bastante cometer faltas o no, asi que alla voy.

Hoy, al encender el ordenador como cada manana para consultar las ofertas de trabajo y organizarme asi el dia para ir a la busqueda de algun puesto de fregaplatos, ha llegado a mi la siguiente noticia a traves de Twitter:

"La atleta somali que participo en los juegos olimpicos de Pekin 2008 muere ahogada al intentar cruzar el mediterraneo en patera."


Mi primera reaccion ha sido de incredulidad, despues ha venido la indignacion y acto seguido y con mas calma me ha invadido un sentimiento de culpa por ser un egoista. Por que cuando lees algo asi no puedes sentirte mas que un egoista, egoista por quejarte de la vida que te ha tocado, repleta de posibilidades, egoista por no esforzarte mas, por querer que todo ocurra a tu favor, egoista porque mientras que muchisimas personas se juegan literalmente su vida por un futuro que designarias como "de mierda" tu buscas algo que satisfaga tu insaciable ego.

Es increible, si, pero en pleno siglo XXI suceden estas cosas, atletas olimpicas mueren en una patera huyendo de la miseria. Y nosotros, como no, en Marte, porque segun nuestros representantes urge bastante mas encontrar vida en el planeta rojo que mantener la que tenemos en este.

La verdad es que no temo que el mundo llegue a su fin en 2012, lo que realmente temo es que el mundo continue sin que cambie nada.
 

domingo, 1 de julio de 2012

Irresponsabilidad forestal

Un verano más las llamas se ceban con el levante español, y una vez más se demuestra que más vale prevenir que curar. Unas 50.000 Ha quemadas (50.000 campos de fútbol) parecen no ser suficientes para que nos demos cuenta de que no vale la pena invertir las millonadas que se invierten en medios de extinción, sino que, como numerosos estudios indican, la solución está en una buena gestión forestal continua. Esto puede traducirse en medidas como la recuperación del pastoreo, la recogida de leñas para obtener energía a través de la biomasa o repoblaciones que alternen frondosas y coníferas de una manera eficiente. No obstante, esto tan sencillo que entiende un humilde técnico medioambiental parece no comprenderlo la clase dirigente, la cual dispone si lo desea de verdaderos expertos en la materia.

La política forestal de la Comunidad Valenciana podría compararse con aquella persona que cada año sufre una gastroenteritis severa y se medica hasta curarla, pero que el resto del año se alimenta casi exclusivamente de carnes rojas, bollería y comida industrial.

Incendios forestales de Cortes de Pallás (abajo) y Andilla.

jueves, 28 de junio de 2012

Noche de discoteca


Todos sus esquemas se vienen abajo mientras baila en la discoteca como si no hubiese mañana. Con tres litros de cerveza negra en el cuerpo mira a su próximo objetivo, una chica de pelo castaño y divina figura que baila sensualmente junto a sus amigas en una esquina de la pista. Es una de esas sílfides que baila pronunciando sus curvas y tocándose el pelo, una de esas que te dice con su baile como va a hacer el amor. De esas que es deseada y lo sabe.

Nada tiene sentido esa noche, o quizás si, quizás todo tenga más sentido que nunca esa noche. Lo aprendido en su entorno hasta la fecha pierde la razón de ser, todo lo que sus padres, sus amigos y sus maestros le enseñaron carece de valor, nunca le hizo feliz seguir sus consejos, sus limitantes consejos. Un hombre no debe llorar, un hombre debe ser romántico, un hombre debe ser educado, un hombre debe ser respetuoso, un hombre debe ser responsable... Hoy sabe que es libre, y lo mejor, sabe como romper esas invisibles cadenas que lo han atado durante tanto tiempo. Cada sonrisa forzada acumuló un insulto, cada “lo haré” comprometido acumuló una irresponsabilidad, cada silencio complaciente acumuló un puñetazo... solo era cuestión de tiempo explotar. Ahora lo único que quiere es vivir; vivir con todas las consecuencias.

Se acerca a la chica tranquilamente, derrochando seguridad, pues nada tiene que perder. Al igual que a la dama la fortuna de la vida también le dotó a él con buen semblante, y como no, lo sabe y lo aprovecha. El plan a seguir es el de siempre, romper el hielo con alguna frase hermosa que denote seguridad en si mismo a la vez que interés por ella, una de esas frases que deje leer entre lineas algo como: “Tienes mucha suerte de que yo esté interesado en ti, aprovéchalo guapa”. Por suerte, él tiene el don de la palabra y esto no resulta una complicación, creando en pocos minutos una conversación e invitándola a una copa. Chapó.

Si algo ha aprendido en todos estos años de chico bueno es que la educación es una auténtica basura. No la educación académica, sino la moral, la emocional. Desde pequeño mamó las angustias de su familia, le enseñaron a ponerse la máscara con la que debía salir a la calle, aprendió que ante una injusticia debía ceder, que debía respetar a los demás por encima de si mismo, que hacer lo que de verdad deseaba era ser egoísta. Y esto le llevó hasta el extremo.

Unas miradas con deseo, unas sonrisas pícaras y un beso apasionado, está hecho. Ella se aprovecha de él y él de ella en un baile de seducción donde los pasos son los besos, unos más húmedos y lentos, otros más rápidos y agresivos. Y así prosigue la noche, bebiendo a la par labios y cerveza. El estómago le ruge, tiene hambre y recuerda el puesto de frankfurts y hamburguesas que hay afuera, así que sin más se despide de su amante nocturna, sale de la discoteca, pide un perrito caliente y se sienta en el bordillo de la acera a comérselo. Entonces, reconoce entre la multitud de Homo aparentis a un amigo marroquí y le invita a sentarse junto a él para comer algo, éste acepta y conversan alegremente.

Siempre fue el chico ideal para su gente cercana, “¡qué chico más bueno!” le decían, “¡qué educado!”, “¡nunca se enfada, que encanto!”; mientras tanto en su interior acumulaba el “no me da la gana” que no dijo en tantas ocasiones y el “eres un auténtico gilipollas” que se calló por la maldita educación, aunque el destinatario lo mereciera con creces.

Allí está gozando de la noche cuando sale por la puerta la damisela de la que disfrutó unos momentos antes, y ésta, mirándolo le dice sin palabras: “no es posible que me haya besado contigo, mírate, allí estás sentado en la acera junto a un moro y un borracho dormido, ¡vaya paria social!”. Así que simplemente gira la cabeza y sigue caminando con sus amigas hasta perderse entre la multitud. Entonces él y su amigo se miran y se echan a reír con verdadero ímpetu, ya que ambos, gracias a largos años de palos, han llegado a la misma verdad, esa verdad que les hace ser como son, auténticos y fieles a si mismos en todos los sentidos.

Aparecen


Aparecen, dejan su esencia en forma de recuerdo y se marchan. Recuerdos dulces, ejemplares, que sin querer te hacen sonreír, una sonrisa pura, directa del corazón, que revive aquel sentimiento que un día ellos crearon en ti. Son personas anónimas, o no, que el día más cualquiera de todos te enseñaron con un simple acto aquella clase de ser humano que quieres llegar a ser. Te hicieron ver que no estabas solo y que, por suerte, existe gente buena.


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Treinta radios convergen en un solo centro;
Del agujero del centro depende el uso del carro.
Hacemos una vasija de un trozo de arcilla; es el espacio vacío de su interior el que le da su utilidad.
Construimos puertas y ventanas para una habitación; pero son estos espacios vacíos los que la hacen habitable.
Así, mientras que lo tangible tiene ventajas, es lo intangible de donde proviene lo útil.


Lao Tse

domingo, 24 de junio de 2012

Nueve reinas

Hoy me gustaría recomendaros una película que pille el otro día en la televisión por casualidad y que inmediatamente después de verla entró a formar parte de mi top ten de películas favoritas. Esta se titula nueve reinas, y es un film argentino de esos que no te dejan indiferente. Con una trama callejera, enrevesada y cruda te sumerge de lleno en el mundo de los estafadores, carteristas, rateros, falsificadores y demás personas que hacen lo posible por sobrevivir en una sociedad donde cada vez es más difícil ganarse la vida honradamente. Una genialidad que mezcla la sutileza de Ocean´s y la crudeza de las calles, ¡Chapó!.


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"Y al llegar el invierno la cigarra exigió 20.000 millones a las hormigas y ellas aceptaron. Para dar confianza a las otras cigarras. Fin"  @EspeonzaAguirre vía Twitter.

viernes, 22 de junio de 2012

Lo que conlleva ser humano

Se debe haber probado la envidia, el odio, la desesperanza, el miedo, el pesimismo, la culpa y todas las demás emociones negativas para comprender que no son lo que queremos en nuestra vida, para entender mediante el sufrimiento que la felicidad es una elección, pero comprendiendo también que el sufrimiento llega para hacernos crecer, para enseñarnos algo, y siendo conscientes de que éste pasará de largo en un tiempo, pues como bien decía Heráclito: "Lo único permanente es el cambio".

Soy y no parezco, porque un día fui pareciendo;
si soy respetuoso es porque fui un tirano,
si soy hábil es porque fui el más torpe, 
si soy valiente es porque fui un cobarde,
si hoy tengo esperanzas es porque un día no albergué ninguna,
así es, soy lo que soy porque un día fui aquello que hoy no quiero ser.
Por eso amigo, si estás perdido, confundido y sin ilusión por vivir, piensa algo:
Otoño no dura todo el año, por largo que parezca.
Simplemente sigue caminando.

Por eso, no te sientas culpable al odiar, de hecho, odia, odia hasta que no quede ni una gota, hasta que llores de odio, hasta que odiar pierda el sentido, pues nada llega con él, solo odio.

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-Maestro, ¿qué es el amor?
-Es la ausencia de todo miedo.
-y ¿a que tenemos miedo?
-Al amor.

martes, 19 de junio de 2012

El valor de las cosas

Hoy me gustaría compartir una historia zen que leí hace poco, uno de esos relatos que le hacen a uno reflexionar y vislumbrar aunque sea por un instante la verdadera naturaleza del ser humano. Espero que os guste.


“Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas para hacer nada. Me dicen que no sirvo, que no hago nada bien, que soy torpe y bastante tonto. ¿Cómo puedo mejorar? ¿Qué puedo hacer para que me valoren más?”

El maestro, sin mirarlo, le dijo:

-Cuánto lo siento muchacho, no puedo ayudarte, debo resolver primero mi propio problema. Quizás después…- y haciendo una pausa agregó: Si quisieras ayudarme tú a mí, yo podría resolver este tema con más rapidez y después tal vez te pueda ayudar.

-E…encantado, maestro -titubeó el joven pero sintió que otra vez era desvalorizado y sus necesidades postergadas.

-Bien- asintió el maestro.

Se quitó un anillo que llevaba en el dedo pequeño de la mano izquierda y dándoselo al muchacho, agregó- toma el caballo que está allí afuera y cabalga hasta el mercado. Debo vender este anillo porque tengo que pagar una deuda. Es necesario que obtengas por él la mayor suma posible, pero no aceptes menos de una moneda de oro. Vete ya y regresa con esa moneda lo más rápido que puedas.

El joven tomó el anillo y partió.

Apenas llegó, empezó a ofrecer el anillo a los mercaderes. Estos lo miraban con algún interés, hasta que el joven decía lo que pretendía por el anillo.

Cuando el joven mencionaba la moneda de oro, algunos reían, otros le daban vuelta la cara y sólo un viejito fue tan amable como para tomarse la molestia de explicarle que una moneda de oro era muy valiosa para entregarla a cambio de un anillo. En afán de ayudar, alguien le ofreció una moneda de plata y un cacharro de cobre, pero el joven tenía instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro, y rechazó la oferta.

Después de ofrecer su joya a toda persona que se cruzaba en el mercado -más de cien personas- y abatido por su fracaso, monto su caballo y regresó.

Cuánto hubiera deseado el joven tener él mismo esa moneda de oro. Podría entonces habérsela entregado al maestro para liberarlo de su preocupación y recibir entonces su consejo y ayuda.

Entró en la habitación.

-Maestro -dijo- lo siento, no es posible conseguir lo que me pediste. Quizás pudiera conseguir dos o tres monedas de plata, pero no creo que yo pueda engañar a nadie respecto del verdadero valor del anillo.

-Qué importante lo que dijiste, joven amigo -contestó sonriente el maestro-. Debemos saber primero el verdadero valor del anillo. Vuelve a montar y vete al joyero. ¿Quién mejor que él, para saberlo? Dile que quisieras vender el anillo y pregúntale cuanto te da por él. Pero no importa lo que te ofrezca, no se lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo.

El joven volvió a cabalgar.

El joyero examinó el anillo a la luz del candil, lo miró con su lupa, lo pesó y luego le dijo:

-Dile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender ya, no puedo darle más que 58 monedas de oro por su anillo.

-¡¿58 monedas?!-exclamó el joven.

-Sí -replicó el joyero- Yo sé que con tiempo podríamos obtener por él cerca de 70 monedas, pero no sé… si la venta es urgente…

El Joven corrió emocionado a casa del maestro a contarle lo sucedido.

-Siéntate -dijo el maestro después de escucharlo-. Tú eres como este anillo: una joya, valiosa y única. Y como tal, sólo puede evaluarte verdaderamente un experto. ¿Qué haces por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor?

Y diciendo esto, volvió a ponerse el anillo en el dedo pequeño de su mano izquierda.

sábado, 19 de mayo de 2012

En la noche del gato negro


De noche todos los gatos son pardos; todos menos el gato negro, éste desaparece y simplemente observa. Su noche es aquella que no creías que llegaría, aquella que intuías y no querías aceptar, aunque veías como atardecía poco a poco por poniente. Mientras tanto él contempla con sus dos grandes faros color ámbar como tú, pobre desdichado, te quedas sin nada y lo obtienes todo. Te mira y con su profunda mirada te dice algo como: “tú, que cuando el sol reinaba en lo alto te creías tan fuerte y digno de habitar y dominar esta tierra y sus saberes, tú, que tanto has creído saber de la vida cuando era de día, tú, el que ahora llora perdido sin reconocer su entorno, el que ha visto desaparecer sus posesiones al mismo tiempo que la luz del día se marchaba, sí tú, veamos de lo que eres capaz ahora en la oscuridad, demuestra que nada necesitas, pues ya lo tienes todo, nada te quitó mi reino de tinieblas que la vida te haya dado al nacer, así pues adelante, todo lo tienes y nada te queda, demuéstrame tu naturaleza más pura”.

Esa es su noche, y en ella lo único que puede hacer uno es levantarse, levantarse y aceptar que nada tiene, y al mismo tiempo comprender que nada necesita. Sólo entonces se podrá contemplar la noche con los mismos ojos que el gato negro, sólo entonces se podrá admirar el firmamento en toda su grandeza y, sólo entonces, levantándose y caminando, uno podrá despojarse del miedo, pues éste no es más que desconocimiento, no es más que aferrarse a lo perdido o a lo que pueda venir y no vivir la maravilla del presente, el miedo es el no fluir con la vida, dejándose llevar, aunque el cauce pase por las grutas más oscuras.

Así es la noche del gato negro, una maldición para quién no se levanta en medio de la oscuridad y una bendición para aquel que es capaz de mirarla a los ojos, sin juzgarla, y extraer de ella todo su significado. Y así es el gato negro, el reflejo nocturno de tus miedos, aquel que te mira impasible, desafiante, esperándote... pues nada es más importante para él.