domingo, 16 de enero de 2011

Democracia, ¿lo mejor para la sociedad?

La Real Academia Española da dos definiciones para el término democracia, la primera "doctrina política favorable a la intervención del pueblo en el gobierno", la segunda "predominio del pueblo en el gobierno político de un Estado". En las dos definiciones se da a entender que el pueblo, de una forma más o menos influyente, tendrá poder en el gobierno del Estado, pero, ¿quién es el pueblo?, pues según la tercera acepción de la RAE son "el conjunto de personas de un lugar, región o país", es decir, en el caso de España el pueblo somos todos los españoles, o dicho de otra forma, todos aquellos que tenemos DNI español.

Por tanto, como ya sabemos, la totalidad de los españoles tenemos el derecho de poder elegir a los gobernantes que nos gobernarán (valga la redundancia) durante los cuatro años próximos una vez pasadas las elecciones nacionales; es más, tenemos el derecho de formar nuestro propio partido político y de presentarnos a dichas elecciones. Estos derechos son admirables y han costado ríos de sangre y tinta conseguirlos, y si gastamos unos instantes en reflexionar sobre ellos nos daremos cuenta de lo bien paridos que están, pues garantizan un sistema de gobierno sin tiranías y con una libertad de expresión nunca vista hasta hace bien poco.

Entonces, teniendo a disposición nuestra un arma tan noble como la Constitución Española, la cual garantiza los derechos antes mencionados y muchos más de igual importancia, ¿cómo es posible que todavía haya hambrientos en las aceras, que fabriquemos minas antipersonas y bombas racimo o que se hagan obras medioambientalmente contraproducentes?, aún digo más, ¿cómo es posible que unos pocos vivan mejor que otros muchos, que los gobiernos hagan tejemanejes a espaldas del pueblo y que muchos de nuestros cargos públicos ejerzan la corrupción casi sin esconderse?; es decir, ¿cómo puede ser que suceda todo eso siendo que son hechos éticamente incorrectos y siendo que nosotros, el pueblo, elegimos a nuestros gobernantes?. A mí entender y de una forma creo que lógica se pensaría que si algún cargo público realiza su función de una manera éticamente incorrecta, el pueblo, es decir, nosotros lo castigaríamos sustituyéndolo en las próximas elecciones por otra persona más capaz moralmente. Esto, y es una verdadera lástima que no nos sorprenda por la costumbre, no es así.

Por ello toda esta reflexión nos lleva a pensar que algo falla, que hay una pieza que no encaja en el rompecabezas, ya que tenemos el arma y el patrón (la Constitución Española), el medio para lograrlo (el sistema democrático) y los sujetos para llevarlo a cabo activamente (nosotros, el pueblo), entonces, ¿qué es lo que falla?, pues al igual que en los accidentes aéreos en los que no está muy claro lo sucedido, el fallo, por desgracia, es humano.

El peor enemigo de la democracia es su misma gran virtud, el hecho de otorgar el poder al pueblo; esto la convierte en un arma de doble filo, la cual puede ser noble y cívica, y así conseguir una sociedad moralmente sana y con unos sistemas efectivos y transparentes o, por el contrario, ser un arma egoísta y corrupta que convierta el país no ya en una sociedad, sino en muchos "yos" juntos que miren por el bien individual y con unos sistemas de igual corte. ¿De qué dependerá entonces que la espada del sistema democrático taje las desigualdades y mire por el bien común o, por el contrario, se degüelle lentamente?, pues dependerá de aquello que termina por salir cuando se estira del hilo de casi cualquier problema, la educación.

Así pues y volviendo al título de esta entrada, ¿es lo mejor para la sociedad la democracia?, pues si la sociedad que tiene que elegir a los gobernantes es una sociedad a la que le importa más saber que le pasó a Belén Esteban ayer que saber, por ejemplo, de donde viene la crisis económica actual, perdónenme que escriba aquí que la democracia no va a ser lo mejor para la sociedad, ya que está en manos de esa gente elegir a quién gobernará el país durante cuatro años. Esto no es sólo perjudicial en sí mismo, sino que acarrea consecuencias terribles para una sociedad, me explico; los gobiernos, da igual del color que sean, no son imbéciles, y saben que clase de personas son mayoritarias en un país, por tanto para conseguir el objetivo de mantenerse en el poder deben contentar a ese sector de la población. Si la población mayoritaria fuese culta y con unos valores cívicos y medioambientales que mirasen por el bien común y del entorno, al gobierno de turno no le quedaría otra que ejercer políticas acordes al ideario popular. En cambio, en caso contrario la respuesta del gobierno sigue siendo la misma, como estamos acostumbrados a ver, ya que tomar medidas de cualquier tipo que sean impopulares, aunque estas busquen un beneficio colectivo a medio o largo plazo, será un suicidio para el gobierno que se atreva a llevarlas a cabo.

Con este argumento no intento posicionarme en ninguna ideología extrema, simplemente intento analizar lo más objetivamente posible algo que, a mi parecer, es uno de los problemas más apremiantes de este país, y por qué no decirlo, de casi todos los países del mal llamado primer mundo. Así pues, mientras no se potencie una buena educación a las nuevas generaciones estamos lejos de progresar en valores como sociedad, aunque económicamente y tecnológicamente nos desplacemos a pasos agigantados. Como he dicho antes tenemos el arma y el sistema para poder progresar hacia fines sanos y nobles, pero creo, muy a mi pesar, que esos regalos tan poderosos están, hoy por hoy, en manos de un infante.


2 comentarios:

  1. Todos los sistemas políticos inventados son perfectos hasta que se ponen en práctica. Y son malos no por ellos mismos sino por dárselos a quién atropológicamente no esta preparado para dejar de ser un animal (con lo que ello significa, instintos, individualismo, etc.) Este año que tengo mucho tiempo, leo, y entre otras cosas he tenido la oportunidad de leer antropología (te recomiendo Eudald Carbonell) y es muy útil para entender el porque los humanos actuamos cómo actuamos, incluso en acciones cotidianas también para comprender los propios errores a nivel personal.

    Todo ello viene a decir y analizar lo que muy bien has explicado. Las leyes son buenísimas, el sistema es excelente, pero el fallo es humano, inherente a la propia naturaleza humana. Es como las charlas de bar, todo sale perfecto (el sistema) hasta que al día siguiente toca hacerlo (la naturaleza humana) y el resultado es de todos sabido.

    Un abrazo!

    ResponderEliminar
  2. Partire diciendo que en mi país (Chile), cada vez menos jóvenes se inscriben en los registros electorales, Yo soy una de ese montón.
    Este "desencanto" como suelen llamarlo muchos, se debe a que la política está muy manoseada, y no es cosa de ahora, antes estabamos peor con la dictadura de Pinochet, pero el punto es, que la política nunca será "el arte de gobernar" pues nunca ha sido pensando en el bien común, y los pocos ejemplos de éxito pueden ser atribuibles a grupos pequeños de personas cultas, buenas, etc.
    Cierto es eso de que si el voto cambiara las cosas sería ilegal, ya que en el mundo de la política todos son parientes, mueven dinero, roban, mienten, son corruptos... y todo eso les otorga poder, lástima que el poder corrompa y transforme todo esto en un círculo vicioso.

    ResponderEliminar