¿Estoy soñando?, espero que no, pero la verdad es que todo lo acontecido en estos últimos días es más bien afín a la historia idílica de un pueblo que a la realidad en la que vivía hasta entonces. Desde que he tenido un poco de criterio y curiosidad siempre he intentado reflexionar el por qué de las cosas, sobretodo de las cosas que tienen que ver con el comportamiento humano y su historia, esas cosas que marcan a una sociedad, como pueden ser su pensamiento colectivo e individual, su política, su historia como pueblo o su sistema de relaciones. Le he dado muchas vueltas a todas estas cosas, siempre como aficionado en la materia, y me he ido dando cuenta del gran potencial del ser humano, de todas aquellas maravillas que ha ido creando a lo largo de su existencia, de todas esas virtudes que tiene latentes en su interior, a la espera de ser desarrolladas. No obstante, también me he percatado de todo aquello que, sin entender muy bien el por qué, ha invadido al ser humano propiciando ideas y comportamientos en él que han resultado ser desfavorables para su entorno y sus iguales, formas egoístas de manipulación que derivan en sistemas oligárquicos beneficiosos únicamente para sus autores. Ejemplos de estas prácticas podríamos citar miles, desde la crisis financiera mundial que estamos pagando los ciudadanos y que fue creada por el egoísmo y la ambición de unos pocos, hasta la manipulación mediática que nos adormece e individualiza.
Por ello yo también me siento indignado, por ello yo también me concentro y por ello yo también me manifiesto. Porque un sistema en el que un 20% de la población (como ha sucedido en estas elecciones) puede decidir el gobierno que gobernará, valga la redundancia, sobre el 100% de los españoles no es un sistema igualitario, ni mucho menos representativo, por mucho que se empeñen los medios en anunciarnos la fiesta de la democracia. Lo verdaderamente representativo es ese 50% de población que se abstiene, o esas miles de personas que están hoy concentradas en plazas, llevando a cabo asambleas populares que buscan recoger de verdad lo que gran parte del pueblo desea, aunque los políticos sigan sordos y a nuestras espaldas, haciendo alianzas partidistas y designaciones de concejales para ver quienes se comen más parte del pastel.
Yo me indigno, si, porque siguen usando la brutalidad policial para vulnerar un derecho constitucional como es el de reunión, lo digo y lo repito, derecho constitucional, es decir, perteneciente y relativo a la constitución española en su artículo 21, documento cúspide de la legislación de este país por el cual deben regirse todos los ciudadanos españoles, y no creo que las fuerzas del “orden” sean francesas.
Me indigno cada vez que el capital privado financia campañas electorales a los distintos partidos políticos, ya que ¿es eso ético?; no nos tapemos los ojos, porque aunque no lo queramos ver las empresas que financian a los partidos no lo hacen de forma altruista ni mucho menos, esperan algo, es decir, esperan favores políticos, por lo tanto la prioridad del partido de turno una vez llegue al poder no va a ser la de cuidar de su pueblo, por mucho que lo haya prometido, sino el contentar a sus acreedores para que sigan financiando sus campañas, y así montar mitines espectaculares por todo el territorio nacional y colocar anuncios conmovedores en medios de comunicación tanto públicos como privados.
Estoy indignado porque ya no vemos nuestro alrededor a través de nuestros ojos, sino a través de ojos ajenos, como son los de los distintos medios de comunicación “más reconocidos”. Una vez más no nos queramos engañar, toda cadena privada, de televisión por ejemplo, le debe su existencia a la propaganda, y esta propaganda es ofrecida por las distintas empresas que pueden permitírselo y los partidos políticos financiados por las mismas. Si una cadena de televisión en concreto pretende realizar una labor informativa objetiva y trasparente, y esa labor choca con los intereses de los partidos políticos y las empresas (ya que al fin y al cabo viven en simbiosis), podrán amenazar a dicha cadena de televisión retirando sus anuncios comerciales y electorales, así como denegándole algún tipo de subvención pública si la hubiese, hechos que supondrían un golpe fatal para el balance económico de la cadena. Por lo tanto, se puede deducir que la gran mayoría de los medios de información tienen intereses creados y pierden gran parte de su credibilidad por ello.
Podría seguir citando motivos de mi indignación, como la constante privatización del sistema sanitario y educativo o la reelección e impunidad de políticos manifiestamente corruptos, pero no quisiera extender mucho más el texto. Simplemente quiero transmitir desde este humilde blog todo mi apoyo al movimiento 15 M, del cual me siento integrante, ya que es un movimiento totalmente legítimo, respaldado por miles de ciudadanos y, porque no decirlo, por celebridades como Punset o Sampedro. ¿Es un movimiento éste que pretende ilegalidades?, por supuesto, pero bien mirado la revolución francesa o el movimiento obrero fueron ilegalidades completas, ilegalidades que rompieron muchas cadenas y nos dieron esperanzas para crear un mundo mejor, ilegalidades que de vez en cuando nos hacen creer un poco más en el ser humano como motor de cambio.
Es nuestro mundo, nuestra realidad, y podemos cambiarla, podemos mejorar las cosas sólo con nuestra voluntad y constancia. Piensa que les dirás a tus hijos si te preguntan por qué no cambiaste las cosas, ¿qué les contestarás?, ¿que estabas viendo la tv?.
Se partícipe del cambio.
Mírate el manifiesto de Democracia Real Ya aquí, y piensa si tiene sentido movilizarse.
Estimado amigo como siempre un gran post, y un placer pasear por tu blog.
ResponderEliminarEs necesario que la ciudadanía despierte y se implique en todo.
Un abrazo.