martes, 8 de noviembre de 2011

Mi abismo

Despierto y allí estoy, en el último lugar de la tierra donde querría estar. Coordenadas 11º 22' N / 142º 36' E, me retumban los números en la cabeza, coordenadas 11º 22' N / 142º 36' E, me vuelven a retumbar. "Sabes, preferiría que me sacarán las entrañas por la boca antes que visitar aquel lugar, ¡así te lo digo!" me dijo hace tiempo un viejo marino ya fallecido, "¡es hogar de Satanás!". Mientras tanto, poco a poco voy sumergiéndome, hundiéndome en aquella fosa abismal, sin atreverme a mirar hacía abajo, aterrorizado. Me viene a la cabeza la canción de Jorge Drexler titulada El sur del sur, y se me desencaja la cara por el pánico. Entonces levanto la vista y observo la obra viva de un modesto navío, incluso puedo observar la botavara saliendo por estribor, guiando a su vela seguramente tostada por el sol. Yo antes estaba allí.

Cada metro torna al astro rey más tenue, más distorsionado, y al agua más fría, más oscura. La presión no me afecta, debo enfrentar a mis fantasmas hasta el final, sería muy fácil morir al inicio. "La fotosíntesis puede darse hasta los 150 metros, a partir de este punto reina la oscuridad" escuché en un documental hace poco, y sigo bajando, tiritando. Mis movimientos son lentos, torpes, ni mis ojos ni mis oídos sirven allá abajo, en medio de aquella basta cantidad de océano, en aquel oscuro y hostil abismo, donde la seguridad se convierte en utopía. Calamares gigantes, peces con largos y afilados dientes, trampas bioluminiscentes tras las cuales se esconden verdaderos monstruos, miles de imágenes invaden mi mente mientras sigo bajando, ya sin apenas distinguir lo que hay a dos metros a mi alrededor. Mi cuerpo se tensa hasta el extremo, más por estar a la espera de ser engullido por alguna bestia marina que por la gélida temperatura.

Sigo recordando, "Su punto máximo es de 11.034 metros", entonces, antes de quedarme totalmente ciego veo sombras, o más bien manchas negras que me rodean; noto algo rozar mis piernas. El espanto se apodera de mi. Yo lo elegí.

"Si hubiera en total dos sitios, sería el segundo, el fin del mundo..." Jorge Drexler, El sur del sur.


3 comentarios:

  1. ¿Cuál sería la razón para hundirse en mitad del pacífico? Espero que merezca la pena bajar hasta allá abajo...

    (Se ve que ahora nos ha dado por escribir cosas desconcertantes ;) )

    Un saludo. Buen relato.

    ResponderEliminar
  2. La razón, conocerse a uno mismo, enfrentarse a los miedos. En este caso me ha inspirado el abismo challenger, pero todos tenemos nuestro abismo personal, aquel que miramos con respeto y vértigo, que nos aterroriza, pero que sabemos que debemos explorar si queremos llegar a conocernos y, al final, querernos tal y como somos. Es una rayada, lo sé, jaja. Gracias por leerme! ;)

    ResponderEliminar
  3. http://www.youtube.com/watch?v=pD1ewY9EnRU

    ResponderEliminar