miércoles, 5 de marzo de 2014

Como aquel chico que ganó un paquete de golosinas...


Tengo veinticinco años, y siempre he tenido a la muerte muy presente. Creo que es algo indispensable para poder vivir una vida coherente y en plenitud, sin perseguir la vanidad. Mi padre murió con cuarenta y cuatro años. Esto me hace reflexionar.

Si yo muriese a esa edad, ahora mismo llevaría más tiempo vivo en este plano que el que me queda por vivir. La mayoría de las personas, cuando escuchan esta reflexión, se sobresaltan y te instan a que no pienses así, que eso no tiene porqué pasar. Es cierto, no tiene porqué pasar, pero pienso realmente que es importante tenerlo en cuenta, por mucho que no lo queramos escuchar y que nos atemorice.

"La humanidad vive como si nunca fuese a morir y muere como si nunca hubiese vivido". Buda.

Llegados a este punto reflexionaría sobre cómo me gusta vivir y con qué tipo de personas, pero, ¿para qué voy a hacerlo cuando ya existe un maravilloso texto que lo refleja? Por eso, compartiré aquí un texto del poeta, novelista, ensayista y musicólogo brasileño Mario de Andrade titulado "El valioso tiempo de los maduros"; y que hago completamente mío. Disfrutadlo.

Conté mis años y descubrí, que tengo menos tiempo para vivir de aquí en adelante, que el que viví hasta ahora…
Me siento como aquel chico que ganó un  paquete de golosinas: las primeras las comió con agrado, pero, cuando percibió que quedaban pocas, comenzó a saborearlas profundamente.
Ya no tengo tiempo para reuniones  interminables, donde se discuten estatutos, normas, procedimientos y reglamentos internos, sabiendo que no se va a lograr nada.
Ya no tengo tiempo para soportar absurdas personas que, a pesar de su edad cronológica, no han crecido.
Ya no tengo tiempo para lidiar con mediocridades.
No quiero estar en reuniones donde desfilan egos inflados.
No tolero a maniobreros y ventajeros.
Me molestan los envidiosos, que tratan de desacreditar a los más capaces, para apropiarse de  sus lugares, talentos y logros. 


Detesto, si soy testigo, de los defectos que genera la lucha por un majestuoso cargo.

Las personas no discuten contenidos, apenas los títulos.
Mi tiempo es escaso como para discutir títulos.
Quiero la esencia, mi alma tiene prisa…
Sin muchas golosinas en el paquete…
Quiero vivir al lado de gente humana, muy humana.
Que sepa reír, de sus errores.
Que no se envanezca, con sus triunfos.
Que no se considere electa, antes de hora.
Que no huya, de sus responsabilidades.
Que defienda, la dignidad humana.
Y que desee tan sólo andar del lado de la verdad y la honradez.
Lo esencial es lo que hace que la vida valga la pena.
Quiero rodearme de gente, que sepa tocar el corazón de las personas…
Gente a quien los golpes duros de la vida, le enseñó a crecer con toques suaves en el alma.
Sí… tengo prisa… por vivir con la intensidad que sólo la madurez puede dar.
Pretendo no desperdiciar parte alguna de las golosinas que me quedan…
Estoy seguro que serán más exquisitas que las que hasta ahora he comido.
Mi meta es llegar al final satisfecho y en paz con mis seres queridos y con mi conciencia.
Espero que la tuya sea la misma, porque de cualquier manera llegarás…

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