domingo, 9 de marzo de 2014

Un cuento de ovejas


En algún bucólico lugar existe una hermosa pradera. En medio de esa pradera existe un redil. Este redil está custodiado por unos peculiares lobos, pues todos ellos llevan una careta en la que puede verse la cara de una feliz oveja.

Dentro del redil hay un nutrido ganado ovino. Pueden verse muchísimas ovejas. Grandes, pequeñas, más peludas y esquiladas, saltarinas o más tranquilas, de color blanco, marrón o negro, jóvenes, viejas y así hasta un sin fin de matices y peculiaridades. En este pequeño territorio en el que conviven, cada oveja es libre de hacer lo que quiera. Pueden pasarse el día pastando, saltar o dormir como un lirón, si así lo desean. Las ovejas más ambiciosas pueden estudiar una carrera para, por ejemplo, trabajar como científicas, y más tarde especializarse en la morfología de las gramíneas y su relación con las deposiciones esféricas. Dentro de este redil, además, existen prestigiosos centros en los cuales las ovejas más brillantes pueden continuar con sus investigaciones.

También hay ovejas con excepcionales balidos que causan sensación entre sus compañeras. Estas ovejas le cantan a la hierba, al placer del comer y a la noche. Otras ovejas esquilan a sus semejantes cuando llega el calor, otras gestionan la hierba que crece y otras entretienen al resto con sus campeonatos de salto. Cada oveja hace lo que más le place dentro de las oportunidades que le ofrece el redil. No obstante, si se quiere tener abundante hierba para comer y una buena consideración del grupo, es importante subir peldaños dentro de la escala social, para así ser la más bella, la que mejor hierba tiene o la que duerme en el rincón más soleado.

Desde que nacen y hasta que mueren, las ovejas no cesan de escuchar los mensajes que sus sonrientes guardianas les transmiten. Mensajes repetitivos como: "El horizonte es una ilusión que sólo los ignorantes creen. Serás una verdadera ignorante si crees esas cosas. Serás rechazada si crees esas cosas", "Para triunfar y ser aceptada y valiosa debes gastar tu energía en hacer cosas dentro del redil que les demuestren al resto lo mucho que vales. Sólo así serás feliz". Estos mensajes llevan mucho tiempo escuchándose, por lo que cuando un cordero nace, también sus padres y compañeros se lo repiten, como en su día hicieron con ellos.

Los lobos lo tienen muy claro. El mejor método para que las ovejas no se interesen por un tema no es rechazándolo, ya que esto causaría atracción, ni tampoco aceptándolo, pues sería muy accesible, sino ridiculizándolo. Ellos saben perfectamente que ridiculizando cualquier cosa se garantiza que casi ninguna oveja se interesará por eso, ya que para ellas sería como ponerse un cinturón de dinamita en su reputación. Este hecho se acentúa notablemente si se crea un estereotipo de oveja triunfadora concreto, estereotipo que, por supuesto, sea absolutamente contrario a aquello que se ridiculiza. Estas dos cosas combinadas, junto con potenciar aquellos aspectos del redil que favorezcan a sus intereses, generan un control con sabor a libertad inigualable.

Entre algunas ovejas se cuentan historias de desapariciones y muertes en extrañas circunstancias. Como la de aquella científica que estudiaba el olor de las flores, y que sus investigaciones la llevaron a plantearse que ciertos aromas no provenían únicamente del redil, sino del horizonte. No obstante, estas historias se tornan en guasa en cuanto se nombra el horizonte, ya que obviamente eso no existe, por lo que a esa científica se le debió de ir la olla. También hay ovejas que dicen ver pequeños seres voladores, con alas y cubiertos de plumas, pero son igualmente ignoradas. ¿Cómo van a existir si no están en el redil? Se dicen entre sí en el ganado.

De igual forma, se cuenta que en tiempos pasados hubo algunas ovejas que fueron al horizonte y regresaron para contarlo. Estas ovejas trajeron grandes enseñanzas. Hablaban de bosques, hierba sin fin, ríos y sol. También hablaban de lobos con caretas, de control de ganado y de una realidad muy distinta. Por desgracia, la gran mayoría de las ovejas no estaban preparadas para escuchar esto, y estas mensajeras fueron desterradas e, incluso, asesinadas por sus semejantes. Además, los lobos aprovecharon lo sucedido. Modificaron el mensaje de estas ovejas y crearon unas herramientas de control muy eficaces que llamaron "Religiones".

No obstante, la primavera está llegando. La pradera y las montañas se visten de flores y su aroma invade cada rincón del paisaje. La nieve se funde y los ríos y arroyos suenan con más intensidad. Los pájaros cantan y cruzan el cielo cada dos por tres; y todo esto empieza a no pasar desapercibido para las ovejas. Algunas, asustadas e inquietas por el cambio, acumulan hierba por lo que pueda pasar, preguntando a sus enmascarados centinelas. Otras, entusiasmadas y alegres empiezan a intuir el horizonte, perciben el aroma de las flores, el frescor de los arroyos y el cantar de los pájaros. Y por último, otras siguen sumidas en su inconsciencia, en busca de aquel estereotipo de oveja triunfadora que tanto le han repetido.

Por otro lado los lobos, asustados, se afanan en segar las flores que crecen alrededor del redil y en destruir los nidos de los árboles cercanos. También aumentan el número de repeticiones de sus frases y crean situaciones artificiales para generar miedo entre el ganado, como la amenaza de algún depredador, la escasez de hierba o la rebelión de las ovejas negras. Cualquier cosa vale en su miope objetivo de detener lo inevitable.

La primavera avanza y cada vez son más las ovejas que ignoran a sus guardianes, acercándose al límite del redil, desde donde se intuye con más fuerza la explosión primaveral y el gruñir del lobo.

Por su parte, la naturaleza sonríe alegre y tranquila, pues sabe que lo inevitable es sólo cuestión de tiempo.

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